jueves, 20 de febrero de 2014

A tu encuentro soñado

Me miro en el espejo, 
doy los últimos retoques a mi pelo
unos brochazos suaves a mi rostro, 
y unas gotas de perfume en el cuello
que absorberás con el primer beso.


Suena el timbre, de largo,
desde la soledad de un sexto piso,
¡y yo sin mis tacones! me murmuro,
oigo tu voz decirme desde lejos 
que me anhelan tus brazos.

Subo cinco centímetros mi altura
abrigo mi cuerpo 
y bajo presurosa hasta tu encuentro.


Cuando llego no estás, no me esperaste,
¡si solo fueron dos minutos!
Mi mente se despierta en ese instante
y ella solo me dice, que no han pasado minutos,
que tú no estás abajo, ni yo llevo tacones.

Que yo estoy en mi cama,
tu en la tuya alejado de mí
y que todo era un sueño.

Abro os ojos, me miro,
ella tiene razón, ¡qué lástima! me digo.
Estoy sola, no hay nadie conmigo.
Vuelvo a soñar, porque la vida es sueño.



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