quien besara tus pies,
quien te pudiera
llenar de blancas flores.
Prometí ante tí y de rodillas,
que llevaría a tu altar
miles de flores
era uno de marzo, lo se.
Cuantas noches te recé
junto a mi Pilarica,
pidiendote volver,
y no ha podido ser.
Virgen Peregrina,
guarda desde tu altar
a quienes me acogieron,
y ayudame a recuperarles.
Si vuelvo a la Alameda,
a Praza da Ferrería,
las calles más estrechas de Pontevedra
volverán a sentirme.
A la orilla del Lerez,
recuerda Peregrina
que pasaré ante tí a rezarte,
Porque volver será un milagro.
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