Mis pupilas se abrieron
en la cálida noche
y vieron ante si
un bello paisaje.
No hablo de verdes montes,
ni de playas desiertas.
Me refiero a tu ser,
amado mio.
Envuelta en el silencio
te tomé de la mano
para caer en brazos de Morfeo
y crear un onírico mundo.
Mis pupilas se abrieron
y te vieron, amor,
como un regalo del destino.
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