La maleta se cerró,
sin avisarme,
no recuerdo cuantas veces
te llamé, antes de partir,
para decirnos... Hasta siempre.
Tal vez el tiempo
vuelva a reunirnos,
y una fría noche,
nos podamos abrazar...
pues amigo fueron tantas
tus palabras,
que no las puedo olvidar.
Yo por verte a media tarde,
soy capaz de robar
horas al sueño vespertino,
y caminar descalza
hasta tu hogar,
cuando te encuentre,
prometo no llorar.
Y entretanto, esperaré,
viendo las fotos del ayer,
tanto me importas,
que duermo pensando en ti.