viernes, 15 de abril de 2011

Llueve...


Vendrás tú, a cubrirlo todo de agua,
de esa que falta, en nuestros campos,
vendrás, me mirarás,
y te irás por donde llegaste.

Serás la nube que cubra el cielo de negro,
la que empañe los días de pasión,
la que amenace desde el cielo
con explotar y terminarlo todo.

Se cerrarán tras de tí todos los pasos,
dejarán de escucharse
los sonidos de percusiones y vientos,
se acabará ya todo.

Vendrás porque así lo has querido
como un castigo, como un sueño
que se vuelve pesadilla,
como un día que se vuelve noche
de repente.

Si esperases, si vinieras mas tarde...
lluvia que mojas, que llegas siempre...
cuando menos se te espera.

martes, 12 de abril de 2011

Noche de sonidos

Mes de abril, a primeros. Un frío helador envuelve la noche de una ciudad del Norte de España. Las calles están llenas de gente, pero a mí me parecen desiertas, no veo a nadie, porque busco a alguien en concreto, lo siento cerca, pero no encuentro nada.

Recorro las callejas estrechas y me persigue un ruido ensordecedor, y un aroma se mete dentro de mí.

Me asusta cualquier movimiento, cualquier sonido fuera de lo común, cualquier mirada que no me diga algo de la persona a la que busco.

Las calles empiezan a despejarse a media noche. El ruido ensordecedor se hace aún más intenso, cierro los ojos, siento algo dentro de mí es extraño, y me gusta, no sabría explicarlo, me hace llorar, y reir a la vez, es emoción, a pesar de todo.

He caminado varios kilómetros, casi perdida, asustada, y he llegado a mi destino al fin, un destino común para muchos, pero con un punto y final distinto para cada corazón.

He encontrado lo que busco, aunque no ha sido fácil, ya no estoy sola, pero me pierdo otra vez por calles oscuras, y estrechas en las que el estruendo es cada vez más intenso, ya no tengo tanto miedo, tengo sueño, y me duermo por los rincones de la vieja ciudad he visto muertos a mis espaldas y ante mis ojos, y ninguno era amigo, pero sí conocido.

No hablo de una batalla, ni es parecido a esto lo que escribo, hablo de años, y noches en las que espero, y tengo la sensación de que lo que veo es único, y nunca volverá a pasar.

Horas de pie, caminando, viendo lágrimas, y caras tapadas, sonidos que dicen algo a quienes lo quieran entender, emoción, percusiones y vientos que hacen llorar.

Es primavera, es de noche, es casi ya de día, y el sol nos saluda, solo algunas veces.

Quedan días para volver a soñar, para estar cerca del ser amado y buscarlo para curarle las heridas, para dar de beber al sediento, para secar el sudor de muchas frentes, para que alguien me enjuague las lágrimas.

Para esperar a la puerta de la iglesia que vuelvas a salir, o a entrar, para vestirme de negro y esperar que todo salga bien. Y que todo sea diferente, porque nuestra vida es diferente.


Hoy, quería dejar un relato de semana santa, para que todo el mundo sepa lo que me inspira una procesión, pues ya nos queda poco, apenas días para volver a sentir todo de nuevo.

domingo, 10 de abril de 2011

Daños


No quiero hacer daño a nadie,
se lo que duelen las heridas,
a la madre, al amigo, al amor, a cualquiera.

Yo tengo heridas de guerras
que no he ganado, ni ganaré,
porque soy joven.
Heridas del pasado,
de cosas que una hizo mal,
o que se las hicieron y duelen.

Soy como soy, a veces buena
a veces algo peor que mala,
pero noble, y nunca quise herirte,
porque duelen donde no se ven.

Nunca olvidaré
quien me hizo crecer,
quien me hizo mujer,
quien está siempre al otro lado
y a esos no quiero hacerles daño
ni que nadie los hiera.
Porque son toda mi vida.


Amor sin condiciones

Cobíjame a tu lado,  dame tu paz en versos  y cúbrete conmigo si hace frío. Desborda como un río tu saliva,  baña con tus lágrima...