domingo, 22 de abril de 2012


Muchos lazos adornan a menudo mis chaquetas, dependiendo del día, del estado de ánimo. Si es negro será porque se ha muerto una parte de mi alma, si es azul es porque el terror ha vuelto a nuestras calles después de un largo tiempo de ausencia, si es rojo, me pondré en la piel de un seropositivo y lucharé para que haya una cura para el SIDA. Si no me pongo nada es que todo está bien en mi y en lo que me rodea.

Pero hace un tiempo apareció en mi vida el lazo rosa, el lazo de la lucha contra el cáncer, esa que nosotros hemos empezado hace unos meses y que afrontamos con todas nuestras fuerzas.

El primer día que tú te enfrentabas a la quimio, tan temida y ansiada a la vez, una enfermera me colocó en la camiseta un lazo rosa sujeto con un imperdible, y desde entonces no me separo de él ni un instante.

El rosa se ha convertido así en el color de la esperanza además del verde, sólo que cada vez que veo algo verde huelo a hospital, a quirófanos cerrados, a espera en un pasillo.

El lazo rosa simboliza algo en común con todos aquellos que como nosotros pasamos los días esperando una noticia positiva, un avance en la enfermedad,  aquellos que contamos los días de 21 en 21 o de dos en dos,  y que cuidamos de quienes más nos necesitan.

Es el lazp de todas las personas que conozco o conocí que han pasado o están pasando por un cáncer, el lazo que nos dice que todo es posible, que todo avanza, que una puerta se ha abierto ante nuestros ojos para cruzarla.

Pasar las horas en el hospital de día esperando que la máquina pite el final de una bolsa, para ponerte otra y otra después, esperar leyendo o escuchando el mp3. Pasear y hablar con gente que está pasando una experiencia similar.
Así es un día de tratamiento, entrando cada diez minutos a ver como vas.

Luego viene la recuperación en casa, los días cansados, las molestias o los paseos y las juergas, todo es bueno, todo es señal de que te curas, incluso las siestas de tres horas.

Dentro de poco nos toca otro día de estos rodeados de familia y amigos que nos apoyan desde el principio y se merecen un aplauso tan grande como tú.

El lazo rosa  vendrá conmigo, pues adorna mi ordenador, mis llaves y mi ropa, mi corazón y mi pensamiento porque simboliza tanto…

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Cobíjame a tu lado,  dame tu paz en versos  y cúbrete conmigo si hace frío. Desborda como un río tu saliva,  baña con tus lágrima...